miércoles, 27 de mayo de 2015

Cristina y el uso de la invalidación para manipular



EL TRUCO DE DOMINAR POR NULIFICACIÓN

por Horacio Velmont







Axel, no te distraigas, Néstor no se distraía nunca…

El deleznable sistema de dominar, más aún, de manipular utilizando la nulificación, no solo de los adversarios sino también de sus propios adeptos, es utilizado reiteradamente en todas las ocasiones en que Cristina Fernández de Kirchner se presenta al público.

Como para muestra un botón podemos señalar que en su último discurso como mandataria en el Congreso le espetó a Axel Kicillof, su ministro de economía: “No te distraigas, Néstor no se distraía nunca”. En otras palabras, una invalidación de lujo para el pobre ministro.

En Cienciología, quien utiliza este sistema de dominación menoscabando a su blanco se denomina “Persona Supresiva”.



¿Qué significa “persona supresiva”?

Una Persona Supresiva (SP, del inglés Suppresive Person) es alguien que busca suprimir a la gente de su entorno, menoscabándola o disminuyéndola con el propósito de manipularla.




La persona supresiva es también conocida como la Personalidad Antisocial. La razón básica de que la personalidad antisocial se comporte como lo hace radica en un terror oculto a los demás. Para una persona así, cualquier otro ser es un enemigo; un enemigo al que se debe destruir de forma encubierta o manifiesta.




Hace un tiempo escribí una nota que vale la pena transcribir porque no solo Cristina utiliza este método deleznable, sino también muchas otras personas: jefes contra  sus empleados, esposas contra sus esposos, padres contra sus hijos, maestros contra sus alumnos, y así hasta el infinito.



 En definitiva, todos, en mayor o en menor medida, somos supresores de alguien. Esto, por supuesto, no exculpa a Cristina de utilizarlo.

Conocer el mecanismo de este sistema significa también transformarlo en inocuo cuando alguien lo dirige en nuestra contra.

¿TIENES UN SUPRESOR?

por Horacio Velmont

(Según las enseñanzas de L. Ronald Hubbard)





La personalidad antisocial tiene un terror oculto a los demás.

Todos los demás son enemigos a quienes se debe destruir de manera encubierta o manifiesta.


Un indicio de la personalidad antisocial es que principalmente trata con afirmaciones críticas u hostiles, invalidación y supreción general.

Según la Psicología tradicional, el complejo de inferioridad es una patología por la que un sujeto se siente constantemente inferior a los demás, aunque no exista causa alguna que justifique este sentimiento.

Hasta aquí todo está bien, pero en cuanto los psicólogos se ponen a explicar (quizás sería mejor decir “delirar”) todo se complica y ni siquiera se entienden entre ellos mismos.

Como para muestra basta un botón, aquí transcribo algunas definiciones sobre el tema.

Complejo
Conjunto organizado de representaciones y de recuerdos dotados de intenso valor afectivo, parcial o totalmente inconsciente. Un complejo se forma a partir de las relaciones interpersonales de la historia infantil; puede estructurar todos los niveles psicológicos: emociones, actitudes, conductas adaptadas.

Complejo de inferioridad
Término que tiene su origen en la psicología adleriana; designa, de un modo muy general, el conjunto de actitudes, representaciones y conductas que constituyen expresiones, mas o menos disminuidas, de un sentimiento de inferioridad o de las reacciones frente a este.
Véase sentimiento de inferioridad.

Sentimiento de inferioridad
Para Adler, sentimiento basado en una inferioridad orgánica efectiva. En el complejo de inferioridad, el individuo intenta compensar, con mayor o menor éxito, su deficiencia. Adler atribuye a este mecanismo una significación etiológica muy general, válida para el conjunto de las afecciones.

Según Freud, el sentimiento de inferioridad no guarda una relación electiva con una inferioridad orgánica. No constituye un factor etiológico último, sino que debe comprenderse e interpretarse como un síntoma.

Si después de leer esto, usted siente que no ha comprendido nada de lo que es el complejo de inferioridad, no se haga ningún drama, nosotros tampoco.

El problema es que los psicólogos no solo no saben de qué hablan, sino que no saben que no saben de que hablan.

Es importante, entonces, que aclaremos bien cuál es la verdadera razón por la que una persona, sin razón aparente, siente que es menos que otras y que ese sentimiento la abrume y la haga muy infeliz.

En primer lugar hay que entender muy bien lo que es una persona supresiva, porque la supresión es uno de los factores que originan el complejo de inferioridad.



La persona supresiva es una personalidad antisocial que le tiene terror a los demás. Para una persona así el otro es un enemigo al que debe destruir, abierta o encubiertamente. La persona supresiva se obsesiona en que la supervivencia misma depende de “oprimir a los demás” o de “mantener a la gente en la ignorancia”.

Si alguien prometiera hacer a otros más fuertes o más inteligentes, la persona antisocial se angustiaría con ello porque lo viviría como un peligro personal.

Su absurdo razonamiento es que si se tienen tantos problemas con las personas que nos rodean, siendo ellas débiles o estúpidas, más problemas tendríamos, incluso pereceríamos, si se las hace fuertes o inteligentes.

Una persona así carece de confianza en sí misma hasta el punto del terror, pero como está enmascarado, el común de la gente no lo nota.



Cuando una persona así se vuelve loca, lo cual no es nada extraño, el mundo está lleno de marcianos o de agentes del F.B.I., y cada persona con la que se encuentra es un marciano o un agente del F.B.I. al que hay que destruir.

El problema con ellas es que no exhiben esas señales de locura, y uno puede tomarlas incluso como muy racionales porque son muy convincentes en lo que dicen o hacen.

En Cienciología existe un curso donde se estudian las personalidades antisociales, y donde el estudiante, al final, tiene que indicar con cuáles se identifica.

En realidad, se trata de un test muy astuto, porque detecta con facilidad a la personalidad supresiva, ya que ésta no se identifica con ninguna de las personalidades antisociales.

¿Por qué razón no se identifica con ninguna? Simplemente porque la persona supresiva es incapaz de cuestionarse. La autocrítica es un lujo que no se pueden permitir.

Una personalidad no es en realidad antisocial por el hecho de que se identifique con algunas características antisociales. Solamente las personas cuerdas, bien equilibradas, son capaces de darse cuenta de sus falencias y tratan de corregir su conducta.

Ahora bien, ¿cómo actúa la persona supresiva en su entorno? ¡Pues suprimiendo a los demás, menoscabándolos, haciéndolos inferior para poderlos manipular a su antojo! Su idea absurda es que de ello depende su supervivencia.

Ya podrá uno imaginarse lo que ocurrirá si el marido constantemente acusa a su mujer de inepta (o viceversa), o el patrón menoscaba reiteradamente a su empleado.

En realidad, es muy difícil que quienes son víctimas de una persona supresiva puedan sustraerse a esas invalidaciones y no terminar sintiéndose “inferior”.

Salvo, claro está, que sepan de esas características y no caigan en la trampa que les tiende el supresor.

Lo primero que hay que hacer, por lo tanto, es identificar al supresor, y en segundo lugar, desconectarse.

Quien identifica a quien lo está suprimiendo y luego se desconecta de él experimentará con toda certeza un gran alivio.

El problema se presenta cuando es imposible desconectarse del supresor. No obstante, hay formas de manejar la situación. Esto se enseña en Cienciología.

Por otra parte, si la sociedad reconociera a este tipo de personas como alguien enfermo se daría un importante paso adelante.

No es probable que las cosas mejoren mucho mientras se permita que el 20 % de la población, que es lo que se calcula que hay de personalidades antisociales, domine al resto.

Como la personalidad antisocial no permite que se la ayude, y si de todos modos se intentara hacerlo no respondería al tratamiento, una de las herramientas para enfrentarla es conocer sus artimañas.

Estas definiciones que transcribo pueden ayudar bastante:

DOMINACIÓN. Dic. Acad. Acción y efecto de dominar, sujetar, contener, reprimir. Dn y Cn. Compulsión que se ejerce sobre otra persona para que haga exactamente lo que se desea con el mecanismo de la recriminación y negación de amistad o apoyo a menos que haya un cumplimiento instantáneo. El dominador busca, mediante enojo y crítica directa, acusaciones y otros mecanismos, forzar a otro individuo a la sumisión haciéndole menos.
ver también: Dominación por nulificación.

DOMINACIÓN POR NULIFICACIÓN. Dn y Cn. Método de dominación del cobarde, pues la persona que lo usa siente que ella es menos que el individuo sobre quien lo está usando y no tiene la honestidad o la fortaleza para reconocerlo. Entonces comienza a menoscabar o minimizar al otro individuo, usando críticas molestas. El que está buscando dominar pega fuerte en el punto de orgullo y capacidad de su blanco y, sin embargo, si en cualquier momento el blanco desafía al nulificador, la persona que está usando el mecanismo alega que lo está haciendo tan solo para ayudar y por amistad, o directamente niega que lo ha hecho.  El método de la dominación por nulificación es encubierto y con mucha frecuencia la persona sobre la cual se usa permanece sin sospechar nada, más allá del hecho de que él sabe que es muy infeliz.

Desde ya que la persona supresiva le implanta también engramas a su víctima. Como se dice vulgarmente: “Sobre llovido, mojado”, es decir, además de la supresión, implantación de engramas.

Esta implantación de engramas se facilita porque inevitablemente la persona suprimida está anímicamente mal y al estar la mente analítica disminuida la mente reactiva se enciende en la misma proporción: no hay grabación engrámica cuando la mente analítica está funcionando a pleno.

No es necesario entrar en demasiados detalles para saber cuáles pueden ser los contenidos verbales de los engramas que influirán en una persona para que se sienta “inferior”:

“No tienes talento para eso, mejor te dedicas a otra cosa”; “Eres gorda y fea y siempre lo serás”; “Nunca aprenderás a cocinar”; “Siempre te estás equivocando, nunca haces nada bien”; “No sabes ni siquiera coserte un botón”; “Eres muy lento para las matemáticas”; etc. etc.

Ahora bien, ¿cuáles son las características que nos permiten descubrir a la personalidad antisocial? Aquí van:

1-Habla sólo en términos muy generales. “Dicen…”, “todo el mundo piensa…”, “todos saben…” y expresiones así son de uso continuo, especialmente al difundir un rumor. Cuando se le pregunta: “¿Quién es todo el mundo…?”, por lo general resulta que es una sola fuente; y a partir de esa fuente, la persona antisocial ha inventado lo que pretende que es la opinión de toda la sociedad.

Esto le parece natural, ya que para ella toda la sociedad es una gran generalidad hostil, especialmente contra la personalidad antisocial.

2-Una persona así trafica principalmente con malas noticias, observaciones críticas u hostiles, invalidación y supresión general.

En tiempos pasados se le describió como “chismoso”, “pájaro de mal agüero” o “traficante de rumores”.

Es notable que una persona así nunca transmite buenas noticias u observaciones elogiosas.

3-La personalidad antisocial, cuando transmite un mensaje o una noticia, altera la comunicación para empeorarla.

Detiene las buenas noticias y sólo transmite las malas, que con frecuencia adorna.

2-Una persona así, también finge pasar “malas noticias” que en realidad son inventadas.

4-Una característica de la personalidad antisocial, y una de las cosas lamentables acerca de ella, es que no responde al tratamiento o a la reforma.

5-Cerca de una personalidad así, vemos compañeros o amigos acobardados o enfermos que, aun cuando no se vuelven realmente locos, se conducen en la vida de manera incapaz, fracasando, sin triunfar.

Esas personas causan problemas a los demás.

Al tratar o educar al compañero íntimo de la personalidad antisocial, éste no tiene ganancia estable, sino que recae con rapidez o pierde las ventajas de su conocimiento, ya que está bajo la influencia supresiva de la otra persona.

Al tratar físicamente a estos compañeros, generalmente no se recuperan en el tiempo esperado, sino que empeoran y sus convalecencias son deficientes.

Es bastante inútil tratar, ayudar o entrenar a personas así mientras permanezcan bajo la influencia de la persona antisocial.

La mayoría de los dementes, lo están debido a estas personas antisociales con las que están relacionados; y por la misma razón, no se recuperan fácilmente.

Injustamente, muy pocas veces vemos realmente a la personalidad antisocial en una institución mental o social; sólo sus “amigos” y su familia están ahí.

6-La personalidad antisocial elige habitualmente el blanco incorrecto.

Si un neumático se pincha por conducir sobre clavos, maldice a un compañero o a algo que no es la fuente causante del problema. Si en la casa de al lado la radio está demasiado fuerte, él patea al gato.

Si la causa obvia es A, la personalidad antisocial inevitablemente culpa a B, C o D.

7-La personalidad antisocial no puede terminar un ciclo de acción. Toda acción sigue una secuencia en que se inicia, se continúa mientras se requiera y se termina como se había planeado. Esto se conoce en Scientology como un ciclo de acción.

El antisocial acaba rodeado de proyectos incompletos.

8-Muchas personas antisociales confiesan abiertamente los crímenes más alarmantes cuando se les obliga a hacerlo, pero no tienen el más mínimo sentido de responsabilidad acerca de ellos.

Sus acciones tienen poco o nada que ver con su propia voluntad; las cosas “simplemente sucedieron”.

No tienen sentido alguno de la causa correcta; y en especial, no pueden experimentar por lo tanto, ninguna sensación de remordimiento o vergüenza.

9-La personalidad antisocial solo apoya a grupos destructivos, y muestra enojo violento y ataca a cualquier grupo constructivo o de mejoramiento.

10-Este tipo de personalidad sólo aprueba acciones destructivas y lucha contra acciones o actividades constructivas o de ayuda.

A menudo se encuentra que el artista, en especial, atrae a individuos con personalidad antisocial, que ven en su arte algo que debe destruirse, y encubiertamente, “como un amigo”, proceden a intentarlo.

11-Ayudar a otros es una actividad que casi vuelve frenética a la personalidad antisocial. Sin embargo, colabora estrechamente en actividades que destruyen en nombre de la ayuda.

12-La personalidad antisocial tiene un sentido incorrecto de la propiedad y piensa que la idea de que alguien posea algo es un pretexto inventado para engañar a la gente. En realidad, nada se posee nunca.

Un interesante ejercicio para el lector es que haga una enumeración de los rubros en los que considera involucrada a Cristina Kirchner para decidir luego si es o no una persona supresiva y por lo tanto antisocial.

LECTURA COMPLEMENTARIA
La personalidad social
http://spanish.scientologyhandbook.org/sh11_2.htm
La invalidación como forma de control
http://www.facetahumana.com/fh07-la-invalidacion-como-forma-de-control.html
¿Cristina padece el síndrome de Hubris?
https://horaciovelmont.wordpress.com/2014/11/17/cristina-padece-el-sindrome-de-hubris/


  

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