miércoles, 8 de julio de 2015

La verdadera historia de Nerón

¿EMPERADOR SANGUINARIO O CRISTIANO?



Siempre que se nos viene a la mente la figura de Jesús la asociamos a un cruel martirio en la cruz después de ser azotado vilmente, y cuando pensamos en Nerón lo asociamos a un ser sanguinario, el más loco de todos los emperadores romanos, que incendió Roma solo para reconstruirla y mientras esto sucedía tocaba la lira y cantaba, que mandó asesinar a su madre y que a su concubina Sabina Popea, que estaba embarazada, la mató junto a su hijo de un puntapié en el vientre.
Los más eruditos sobre la historia de este emperador quizás también lo asocien con la castración de un esclavo que se parecía mucho a Popea para tenerlo de amante.
Bueno, ¿qué sucedería si digo que todas estas cosas son patrañas porque nada de esto sucedió?


Jesús era Esenio, habiendo nacido de padres que también lo eran y no era judío como nos han hecho creer y por lo tanto no estaba sujeto a las leyes judías, significando esto que no podía ser juzgado de acuerdo a ellas.
Los Esenios eran muy respetados por Roma, ya que en esa época tenían muchos propósitos éticos en común y por lo tanto Jesús también era muy querido por los romanos, especialmente por Poncio Pilatos, que no solo muchas veces lo invitaba a comer, sino que también era su discípulo, algo no mencionado en la historia falsificada conocida por todos.
Lo cierto es que cuando los judíos se presentaron ante Pilatos para que lo apresara, Jesús ya no estaba en Judea pues había partido para Occidente (la Galia) y así se los hizo saber.


El acto de lavarse las manos se debió precisamente a este hecho y no como dice la historia tergiversada que dejó a Jesús en poder de ellos para que lo juzgaran. Cabe aclarar que generalmente cuando uno habla de “lavarse las manos” siempre se asocia a un acto de negligencia, “te lavaste las manos como Poncio Pilatos”; pero en realidad cuando gente como los mandatarios en Roma se lavaban las manos significaba que habían cumplido su tarea y no que “se escapaban por la tangente”.


Concretamente, todo el asunto de los azotes, el camino al Calvario con la cruz a cuesta y su posterior crucifixión, sin dejar de poner en el tapete el cuento chino –¿de que otra forma se lo puede catalogar– del Sudario (conocido como “el Sudario de Turín”), son todas patrañas.
Todas estas versiones, tanto la de Nerón incendiando Roma y tocando la lira como la de Jesús siendo azotado y luego crucificado han sido fijadas aún más con las diversas películas que se han hecho desde que se inventó el cine hasta la fecha.
Muchos historiadores sinceros se han preguntado si verdaderamente Jesús existió porque no existen registros históricos de él, considerando que una figura que hizo lo que se le atribuye no debió pasar desapercibida.
La respuesta, simple y sencilla, es que sí, Jesús produjo un gran impacto y la prueba es fue fue perseguido para matarlo cuando fue a la Galia, pero quienes estaban interesados en que su figura y sus enseñanzas no perduraran borraron todos los rastros históricos que lo mencionaban.
En este sentido hay que tener en cuenta la época en que esos registros fueron hechos, que eran muy fáciles de eliminar.
Cualquiera sabe, por comparación, que no es lo mismo en la actualidad, donde una página que se sube por ejemplo a Internet, si alguien quiere eliminarla le resulta imposible, particularmente porque si los datos que tiene son interesantes de inmediato otras persona las reiteran casi hasta el infinito.
Si fuera posible eliminar las páginas que uno no quiere que figuren en la Red ya lo hubiera hecho yo con las que armé en el Grupo Elron. Eliminé todas las que pude, pero muchas, con errores lamentables, aún siguen allí.
A estas alturas muchos se estarán preguntando cómo afirmo tales cosas tanto de Jesús como de Nerón, y la respuesta es que no todos los documentos históricos han sido eliminados, porque muchos han sido conservados por sociedades secretas, esperando el momento oportuno para darlos a conocer.




Uno de estos documentos ocultos es el libro denominado “La Biblia III-Testamento para todos los tiempos”, editado por Ramiro de Granada, donde en uno de los capítulos se incluye “El Evangelio de Nerón”, que nos muestra a un emperador cristiano, seguidor de “Jesús el Esenio" y a un Maestro que nada tiene que ver con el que la historia oficial y Hollywood nos ha pintado.

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