LAS EXTRAÑAS
DESAPARICIONES
EN EL MAR DEL JAPÓN
Cuando leí que en
el Mar del Diablo o Triángulo del Dragón se habían producido
desapariciones de barcos, tripulantes e incluso aviones de la misma
forma misteriosa que en el Triángulo de las Bermudas, e incluso más
enigmáticas, pensé que se trataba de otra máquina en desuso de la
hundida Atlántida que funcionaba de a ratos produciendo esos
fenómenos.
La consulta a los
profesores del Grupo Ruanel me desengañó, porque en ese lugar
sucedía otra cosa más tenebrosa.
Pero antes de
develar el misterio es conveniente, para entrar en tema, que
transcriba algunos textos que dan una clara cuenta de lo que sucede
en ese lugar.
EL MISTERIO DEL
JOYITA
El Mar del Diablo,
también conocido como Triángulo del Diablo y Triángulo del Dragón,
se encuentra en una región del Pacífico alrededor de la isla
Miyake, a unos 100 kilómetros del sur de Tokio.
Esta zona cuenta con
múltiples leyendas. Los pescadores de la zona explicaron de
generación en generación que las aguas en las que faenaban estaban
repletas de monstruos marinos que mataban a los ocupantes de las
barcas. Buena parte de la mitología marina nipona sucede en este
mar. Algunos aseguraban que en el fondo de éstas aguas se encontraba
una ciudad en la que se había detenido el tiempo.
En la actualidad ha
habido cientos de desapariciones en extrañas circunstancias
ocurridas dentro del perímetro que delimita el Triangulo del Diablo.
Nadie se atreve a hablar de ello, y lo llevan todo con mucho secreto.
A pesar del
secretismo algunas desapariciones han salido a la luz.
La goleta Joyita fue
encontrada el 10 de noviembre de 1955 en un lamentable estado. No
había bitácora a bordo tampoco se encontraron señales de violencia
que explicara la desaparición de sus veinte pasajeros y cinco
tripulantes. La Joyita navegaba a la deriva, al norte de Samos, a
unas seiscientas millas del rumbo establecido y en el perímetro del
Triangulo del diablo.
Nadie pudo explicar
lo sucedido y el caso se cerró por falta de pruebas. Cuatro años
después, aparecieron pistas. A tres mil millas del lugar donde fue
encontrado se descubrió una botella de vino con un mensaje en su
interior. La nota fue escrita por un camarero de la goleta y decía:
“Barco abandonado. Un extraño objeto circular metálico nos ha
abordado. ¡Socorro!”. No se volvió a saber nada de ellos.
En 1967, al menos
tres barcos aseguraron haber visto ruedas submarinas fluorescentes.
El gobierno nipón está cada vez más preocupado por no tener causas
razonables con las que explicar estas desapariciones que sucedieron,
suceden y sucederán en el Mar del Diablo.
UN LUGAR MÁS
TEMIBLE QUE “EL TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS”
Se ha escrito mucho
sobre el “Triángulo de las Bermudas” y los inexplicables y
misteriosos sucesos que lleva asociados, sin embargo, al otro lado
del mundo, existe una zona de características “parecidas” y
mucho menos conocida llamada el “Triángulo del Dragón” o “Mar
del Diablo”.
Hace ya mil años
que los japoneses tienen conciencia de esta peligrosa zona. La han
llamado Ma-no Umi: el Mar del Diablo.
Durante años los
marineros han atribuido las repetidas pérdidas de pesqueros a
demonios marinos, agitados dragones que suben a la superficie del
océano para apoderarse de los barcos y arrastrarlos con sus
tripulantes a sus guaridas submarinas.
El Triángulo del
Dragón sigue una línea que va desde el oeste de Japón, al norte de
Tokio, hasta un punto del Pacífico y vuelve por el este, pasando por
las Islas Ogasawara y Guam para subir, de nuevo, hacia Japón. al
igual que el de las Bermudas, forma un patrón triangular. Partiendo
del oeste de Japón, al norte de Tokio, sigue una línea hasta un
punto del Pacífico que se encuentra a unos 145 grados de latitud
este. Ambos se encuentran en los 35 grados de latitud oeste y este
respectivamente.
Pero las semejanzas
no terminan aquí, ambas zonas se sitúan en el extremo oriental de
las masas continentales, en la caída hacia aguas profundas donde el
mar se ve arrastrado por fuertes corrientes encima de zonas
volcánicas activas.
Se trata de una zona
de gran actividad sísmica, con un fondo marino en continua
transformación y fosas de 12.000 metros de profundidad. Islotes y
masas de tierra emergen y desaparecen antes de poder ser
cartografiadas. Hay cartas de navegación en las que marinos
experimentados han incluido trozos de tierra en los que han
desembarcado y que ya no existen.
Desde hace miles de
años los habitantes de la zona la han calificado como extremadamente
peligrosa porque se han producido múltiples desapariciones y sucesos
muy extraños. Una larga lista de embarcaciones pesqueras, grandes
buques de la armada y aviones de todo tipo han desaparecido junto con
toda su tripulación desde hace más de mil años. Tanto los
testimonios de supervivientes, como las últimas comunicaciones de
los que no volvieron, apuntan a fallos en los sistemas de navegación,
distensiones espaciotemporales y desviaciones de la consciencia de
los tripulantes. Se ha comprobado que la actividad magnética de la
zona es superior, junto con la del triángulo de las Bermudas, a
cualquier zona del globo. Pero lo que nadie puede asegurar es que
esta sea la causa de las desapariciones.
Las narraciones más
antiguas hablan de dragones que surgen de las profundidades para
tragarse naves o islas y que se vuelven al fondo del mar sin dejar ni
rastro.
Según una leyenda
japonesa, existe bajo el “Mar del Diablo”, un reino donde el
tiempo se halla detenido, también habla de barcos fantasmagóricos
que aparecen repentinamente como si subieran de las profundidades
para desaparecer al cabo de un momento.
Despertó el interés
mundial científico y naval cuando se empezó a informar de barcos
patrulla, pesqueros y aviones que se desvanecían sin dejar rastro de
naves y tripulación.
El gobierno japonés,
en su afán por saber el motivo de la pérdida de barcos y personas,
financió en 1955 un buque de investigación, el “Kaio Maru 5”,
para estudiar el Mar del Diablo. Pero el barco desapareció con todos
los científicos que integraban la expedición, lo que llevó al
gobierno japonés a etiquetar la zona como “oficialmente”
peligrosa.
Fue a finales de la
década de los sesenta cuando se empezaron a establecer conexiones
con el Triángulo de las Bermudas. En Japón, obviamente, las
historias sobre desapariciones de barcos en la zona eran muy
conocidas pero rara vez saltaban a la prensa internacional.
Son numerosos los
testigos de avistamiento ovni en esta zona del Pacífico. Al igual
que en las Bermudas la actividad de naves extraterrestres es enorme.
Algunas personas barajan la posibilidad de la existencia de una gran
base extraterrestre en las profundidades del océano (las fosas
alcanzan los 12.000 metros de profundidad), ellos provocarían las
anomalías magnéticas y secuestrarían los navíos, pero… ¿con
que finalidad?
La otra teoría
apunta a una conectividad entre los polos magnéticos de los dos
triángulos que provoca una brecha espaciotemporal. La realidad es
que existen dos zonas en la Tierra en las que naves enormes
desaparecen sin dejar rastro junto a toda su tripulación, y jamás
vuelven a dar señales de vida.
Este triángulo y
once más fueron señalados por el investigador y biólogo Iván
Sanderson y sus colaboradores. El grupo estaba formado por
científicos especializados en distintas disciplinas: geólogos,
meteorólogos, físicos, astrónomos, etc. Según ellos, existen en
el planeta doce zonas de grandes perturbaciones geomagnéticas. Dos
de ellas son los Polos y las restantes son todas marítimas. Se
encuentran repartidas muy regularmente: cinco de ellas alrededor del
paralelo 30 grados de latitud norte, y otras cinco en el paralelo 30
grados sur. Están separadas por distancias de 72 grados en cuanto a
longitud.
En el año 1989,
Charles Berlitz publicó un libro llamado “The Dragon’s Triangle
“(El Triángulo del Dragón) en el que afirma que esta región del
Pacífico alrededor de la isla Miyake (Japón), más o menos a 100
kilómetros del sur de Tokio, es una zona altamente peligrosa y mucho
más misteriosa que el famoso Triángulo de las Bermudas. Describió
todo tipo de fenómenos y desapariciones aunque muchas de ellas han
sido refutadas oficialmente por incorrectas o, incluso, falsas.
Todavía hoy, a
pesar de todo tipo de explicaciones más o menos científicas,
incluyendo, raptos, agujeros negros, “puertas dimensionales”,
abducciones, tornados, maremotos, olas gigantes, experimentos
militares… incluso fraudes a compañías de seguros, el misterio
sobre lo que verdaderamente ocurre en esta zona permanece sin
explicación..
En cualquier caso,
parece que un número significativo de barcos y aeronaves han
desaparecido bajo circunstancias inusuales y resulta escalofriante la
coincidencia del alto número de desapariciones en unas determinadas
zonas del planeta, casi siempre sin dejar rastro.
La única
explicación que nos queda es que existen misterios que la naturaleza
se resiste a desvelar.
Hasta aquí llegan
los textos que hemos elegido para describir someramente lo que ocurre
en este lugar y así entrar en tema.
La generalidad de
las personas toman al planeta como que todo lo que ocurre se
encuentra en la superficie, porque creen en la historia oficial de
que la Tierra es maciza.
Son muy pocos los
que saben que aquí mismo, casi a la vuelta de la esquina, por
decirlo de una manera ilustrativa, existen otras civilizaciones,
incluso más avanzadas que la nuestra de la superficie.
Estas civilizaciones
no se encuentran sobre el planeta sino en el interior, incluso en el
mar, por supuesto.
Ninguna duda cabe
que el hombre, en la actual etapa de la civilización, es un ser
belicoso que cuando no puede obtener lo que anhela por las buenas lo
hace por las malas, y sin importarle las vidas que sesga. Y lo hacen
aunque saben que la siembra es libre pero la cosecha obligatoria, y
que quien cosecha vientos recoge tempestades.
Después de lo
dicho, es obvio que esas civilizaciones intraterrenas, superiores a
la nuestra, valga la reiteración, se tengan que proteger de
nosotros, especialmente de aquellos que quieren ser dueños de todo
el planeta, porque con la superficie no les alcanza.
¿Qué tiene que ver
todo esto con el misterio de las desapariciones en el mar del Japón?
Pues que no todos los barcos que se dirigen a ese lugar van de pesca,
sino que están camuflados de barcos pesqueros y por lo tanto los
tripulantes no son simples e inocentes pescadores. ¿Se entiende el
punto?
Desde ya que muchas
de las desapariciones no tienen nada que ver con la defensa de esos
lugares, sino con otras cuestiones, ¿o acaso los barcos nunca se
hunden?
Los “guardianes”,
nombre apropiado para aquellos que se encargan de proteger esas
civilizaciones avanzadas de nosotros -tienen kilómetros de bases
bajo del mar-, no solo cuidan las que se encuentran en la Tierra
intermedia, sino también la que se encuentra en el centro del
planeta, lugar que es precisamente el famoso “Jardín del Edén”
o “Paraíso” y que según el Maestro Jesús tenemos que
recuperar.
¿Se entiende que
esa recuperación nada tiene que ver con una invasión a ese lugar
sino con el cambio interior que nos haga merecedor de habitar ese
lugar?
De más está decir
que civilizaciones tan avanzadas como las que protegen los
“guardianes” deben conocer métodos como para borrar la memoria,
por lo que es “de manual” que en muchos casos deben haber acudido
a este método con esos falsos pescadores.
Aunque no creo que
sea necesario mencionarlo por su obviedad, cuando hablo de que los
“guardianes” protegen esas civilizaciones avanzadas de nosotros,
con la palabra “nosotros” no me estoy refiriendo en general a los
habitantes del planeta sino específicamente a la Élite o Gobierno
oculto, cuyas ambiciones desmedidas de dominación, sin importar a
quien destruye, todos las conocemos muy bien.
NOTA ADICIONAL DE
HORACIO VELMONT
Imagen tomada por la NASA de Saturno.
Aquí se puede ver
el planeta Júpiter con los dos orificios polares.
La oquedad de
nuestro planeta no es una excepción en el universo, ya que todos los
planetas son huecos, y las civilizaciones superiores no están en la
superficie sino en su interior.
Esta imágen de
Júpiter ha sido claramente modificada en su parte central por la
NASA.
Teoria de la Tierra
Hueca
http://www.taringa.net/posts/info/3340132/Teoria-de-la-Tierra-Hueca.html
Naturalmente que la
NASA se ocupa tozudamente de ponerle un parche a las aberturas
polares, no solo de la Tierra sino también la de otros planetas,
aunque no siempre logra su objetivo.
La creencia en la
Tierra Hueca viene de antiguo, pero hasta 1968 no hubo ninguna prueba
de ello. Ese año, unas fotos tomadas por un satélite mostraban
claramente un agujero enorme en el Polo Norte.