Canalizador: Denyse
Interlocutor: Daniel
Interlocutor: Un
consultante pregunta qué sentido tiene hacer un Ritual de
Consagración. Se basa en una explicación que dice: “La
consagración, es como un bautismo; ¿para qué utiliza la iglesia
este bautismo? Para decir a una persona “Yo te consagro a Dios”.
Es una afirmación ante Dios, ante la Luz, de que ‘estoy de este
lado y no del otro’, por lo tanto implica una responsabilidad, es
un pacto. Cuando te consagras adquieres el compromiso de `actuar para
el bien’, y después tienes que actuar conforme a eso”
Entonces dice el
consultante: “Acá hablan de un momento determinado para hacer la
consagración, ¿pero una persona no se consagra diciendo esto mismo
mentalmente?”... y sigue diciendo: “Yo mismo varias veces le he
dicho a Dios: `Padre, estoy tratando de hacer cosas buenas, y para el
bien de los demás, cuidame, mostrame el camino`. Esto sería una
consagración o ¿se refieren a hacerlo con un ritual?. Leí –dice-
todo el texto y comentaban que el agua bendita tiene cierto poder
energético. Me cuesta mucho creer que las cosas materiales tengan un
determinado poder que se coloca de golpe, por ejemplo el agua
bendita. Sí creo que el agua tiene su propia vibración y energía,
pero que las personas le den energía para que tenga un pequeño
poder, es algo que me cuesta creerlo“–dice-.
“Al igual me
sucede con los rituales; verdaderamente no les encuentro comprensión;
justamente como sucede con los sacerdotes; tengo un amigo del alma
que es sacerdote y suele ayudarme para con los chicos, sus misas son
muy lindas y sencillas, siento que trata de sacarle tanto ritual, y
eso provoca ser más ameno y estar cerca de Dios. No trato de decir
que esté mal lo que leí, sólo les trasmito mi punto de vista
–dice-. ¿Podrían aclarar algo más o menos?”
Denyse: Entiendo
perfectamente la inquietud de J. L.; es como sentir de alguna manera
que no hay una autoridad directa que venga de Dios para que se pueda
tener esa capacidad de consagrar, o de que uno tenga un poder
especial para transmitir esa energía, a un objeto –como en este
caso el agua-, y que el contacto con este objeto entonces pueda hacer
“milagros”.
Entiendo que estamos
en un momento donde la humanidad intenta racionalizar y comprender
ciertos procesos que anteriormente se guardaban como misterios. Con
esto estoy diciendo que hay realidades que, aunque no las creamos,
existen, pero yendo al punto de la consagración como ritual, y de lo
que se menciona del agua bendita, son para nosotros condiciones
reales. Si bien la consagración en sí, es una toma de conciencia
personal en la que el individuo se encomienda él mismo hacia la Luz,
hacia ese lado positivo, como se mencionó en el escrito, el cómo se
realiza esta consagración es donde se puede marcar una cierta
diferencia; porque una persona corriente puede decir ‘sí, yo estoy
a favor de la Luz, yo me consagro a ti Señor, o Padre, o Dios’,
como quieras llamarlo, pero desafortunadamente hay algo que la
humanidad ha ido olvidando a lo largo del tiempo, y es el sentido del
ritual.
El ritual, contrario
a lo que se conocía en las visiones tradicionales de la psicología
- porque ya la psicología más reciente está ahondando un poco más,
sobre todo a partir de Jung, - tiene un sentido profundo y simbólico.
Por eso, antes de que se recuperara este sentido, todo lo relacionado
al ritual se creía que era algo innecesario, que era traído de
costumbres supersticiosas que no tenían ningún valor ni efecto.
Poco a poco, al irse
revalorizando el simbolismo de todos los actos humanos y en especial
de las ceremonias que en la antigüedad se practicaban, se empezó a
ver que el ritual tiene una función muy importante y esa función
está relacionada con la conexión de nuestra mente consciente con
nuestro inconsciente, con esa parte de la mente que se encuentra
“velada” por nuestros roles, y que es la que conserva aquellos
recuerdos “olvidados” de vivencias, no solamente pasadas, sino
también de situaciones traumáticas, o también de conocimientos que
hemos adquirido pero que no han salido a la luz de esa conciencia; es
decir, aprendizajes que no han pasado por el terreno del análisis.
Para algunos puede
ser difícil de comprender esto, pero creo que una persona estudiosa
de la psicología, puede entender lo que quiero transmitir. Por eso
los invito a que traten de leer algo sobre los rituales, pues es
bastante interesante ver cómo ciertas imágenes, ciertos símbolos,
ciertos movimientos, ciertos actos que se repiten con cierta
cotidianidad, generando un hábito, pueden hablarnos a nuestro
inconsciente, o puede sacar de ahí esa información que nos hace
conectar con nuestra alma, con nuestro Yo Superior, ayudándonos a
recordar conocimientos de esa antigua sabiduría que todos, como
seres humanos, traemos.
Cuando Jung habla
del inconsciente colectivo también incluye en él ese tesoro de
conocimientos, esa sabiduría que como humanidad guardamos todos a
través de conceptos atemporales como el bien, la belleza, el amor,
la justicia, y estos valores colectivos se expresan a través de
diversas formas que llamamos símbolos o imágenes. Cuando nosotros
vemos una cruz, una estrella, una paloma, una rosa, etc., tenemos una
determinada actitud en señal de que algo dentro nuestro se ha
movilizado, porque a nivel cultural se han usado para transmitir
determinadas ideas.
Entonces cuando un
ser humano realiza un ritual, y utiliza ciertos elementos…
Interlocutor: Es
importante explicar porque se usan determinados elementos, porque la
gente pregunta: ¿para qué usar una estatua?, por ejemplo cuando se
trabaja con La Voluntad (Rayo Azul) y se tiene una representación
del Arcángel San Miguel…¿Por qué no podría ser sin ningún
elemento?
Denyse: Cada
elemento simbólico siempre está regido por un Principio clave, o
con una ley como las expresadas en el Kybalión como por ejemplo el
de la correspondencia. Este principio que dice que ‘como es arriba
es abajo’, y también ‘lo que está adentro está afuera’, o
sea: todo lo que está en lo pequeño está en lo grande, lo que está
en la parte está en el todo…también en sí misma explica la
relación entre cualquier elemento simbólico con conceptos
abstractos.
Esta ley nos da la
clave para comprender que hay unos símbolos que son universales, y
hay diferentes tipos de símbolos que corresponden, a realidades
superiores que difícilmente podemos comprender de manera racional, y
como es difícil comprenderlos racionalmente los podemos asimilar de
manera inconsciente. Es nuestro inconsciente el que va a recibir la
información, y el que va a proyectar finalmente ese poder interno,
esa fuerza psíquica que todos poseemos de manera natural, y que nos
va a permitir la creación, cambio o realización de nuestras vidas.
Este es uno de los
principios básicos de la magia ritual, por eso la magia ritual tiene
un efecto real más allá de los conceptos nuevos que se han
encargado de difamar esta práctica. Si no desean llamarle ‘magia’
se puede llamar de otra manera… el hecho es que las energías y sus
correspondencias simbólicas existen; este es el lenguaje simbólico
a través del cual nosotros nos comunicamos, o nos conectamos –que
sería la mejor manera de decirlo-, con esas energías superiores.
Poco a poco, tal
vez, el hombre vaya necesitando menos símbolos, y vaya
racionalizando cada vez más cosas de manera que no necesite esa
comunicación indirecta, pero mientras un hombre no llegue a tener
una capacidad de canalizar directamente a su Alma, puede recurrir a
los símbolos con los cuales su inconsciente lo ponga en contacto,
sin tener que pasar por la racionalización de ese acto ritual.
Entonces todo ritual
que se realice tiene como finalidad activar ese potencial interior, y
mientras las personas no puedan hacerlo de manera consciente,
conectándose con esas fuerzas superiores que le ayudan a transmutar
su vida, es difícil que encuentren otro medio que no sea a través
del ritual.
El ritual es mucho
más que los trabajos que comúnmente se conocen como “magia”,
sobretodo lo que nos venden frecuentemente en internet; mucho de esto
es pseudo-esoterismo y las mentes se confunden entre tantas ofertas
de querer cambiar mágicamente su vida; hay que tener cuidado con
esto. El ritual es todo aquello que nosotros hacemos poniendo nuestra
conciencia y nuestra atención, y utilizando elementos simbólicos
que nos conecten con algo superior; eso es un ritual.
O sea que si tú, en
las noches te vas a acostar, rezas un Padrenuestro, o haces otra
oración a los “ángeles” y miras una determinada imagen, adoptas
una determinada postura, o un movimiento simbólico, poniendo toda tu
intensión en ello, estás realizando un ritual…
Interlocutor: Pero
hay rituales débiles, entonces.
Denyse: … Si tú
enciendes una vela cargada de intensión y haces una petición, o
haces una meditación dirigida, con una música especial, y es algo
que se te convierte en una disciplina diaria –sin que se convierta
en rutina-, eso se ha vuelto tu ritual. Si das gracias a Dios, o a la
vida, por los alimentos que recibes diariamente, y eso es algo que se
convierte en un hábito de conexión para ti, eso es un ritual. Si te
bañas diariamente y utilizas esencias para hacerlo, y sientes que te
limpias energéticamente, eso es otro ritual. En oriente se enseñaba
que los rituales eran aquellos actos que se hacían con conciencia
plena y con la intensión de buscar una conexión con el mundo
espiritual.
Ahora, si se vuelve
un hábito común, tanto que pierdes la conciencia del acto, entonces
ya dejó de ser ritual y se convierte en costumbre, y la costumbre
mata al ritual.
Interlocutor: Bueno,
continuamos luego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.