HOMICIDIOS, SOLO HOMICIDIOS
por Horacio Velmont
Cuando hay personas que desaparecen en un determinado lugar
y jamás vuelven a aparecer, el hecho se lo cataloga como “desapariciones” y al
sitio como “misterioso”. Es precisamente el caso conocido como “El misterio del
Triángulo de Bennington”. Cuando se
sabe la verdad, como en este caso, ya no se puede hablar ni de “desapariciones”
ni de “misterio”, sino lisa y llanamente de “asesinatos”. Más aún, de
“asesinatos impunes”.
Seguidamente voy a transcribir uno de los artículos que
encontré en Internet y que trata el tema con profusión de datos y al final la
solución del aparente misterio.
EL MISTERIO DEL TRIÁNGULO DE BENNINGTON
http://loincognito.com/2010/07/17/el-misterio-del-triangulo-de-bennington/
Cerca del monte Glastonbury, en Vermont, se encuentra el
Triángulo de Bennington, una enigmática zona boscosa donde se pierde el rastro
de las personas que un día desaparecieron y de las que nunca más se supo. La
mayoria de estas desapariciones se produjeron sin que los cuerpos de seguridad
pudieran encontrar una sola pista para averiguar que les había ocurrido. Las
víctimas eran personas de diferntes edades y de ambos sexos y todas ellas se
esfumaron en un plazo de cinco años que lleva del 1945 a 1950. Todas las
desapariciones ocurrieron en el último trimestre del año, entre los meses de
octubre, noviembre y diciembre, pero aparte de esto poco más se pudo saber para
conocer la naturaleza de estos hechos.
La primera desaparación ocurrida en el Triángulo de
Bennington se remonta a 1945, un hombre
llamado Henry MacDovell, evadido de un manicomio en el que estaba recluido por
ser el autor de la muerte de otro hombre desapareció sin dejar rastro en ese
lugar. Aunque no resulta extraño que un prófugo de la justicia “desaparezca”
sin dejar rastro, este suceso es ha menudo citado como las primera de las
extrañas desapariciones del Triángulo de Bennin
El 12 de Noviembre de ese año un hombre llamado Middie
Rivers que trabajaba como guía de montaña desapareció misteriosamente ante los
ojos del grupo de turistas a los que acompañaba de regreso al campamento. Él
caminaba delante del grupo de personas por una zona que conocía sobradamente
cerca de la carretera de Long Trail y simplemente desapareció, nunca más fue
visto ni se encontraron restos o pistas que dieran respuesta a este inquietante
suceso a pesar de las batidas que la policía y voluntarios realizaron durante
días.
Un año màs tarde, concretamente el día 01 de diciembre de
1946 una estudiante de dieciocho años de edad de nombre Paula Welden se adentró
en los bosques de la zona con la intención de hacer senderismo de montaña. Esto es lo último que se supe de ella. Jamás
salió de esos bosques y las pesquisas iniciadas por la policía no dieron
tampoco esta vez ningún resultado.
También se reportan rumores de que en el año 1949 tres
cazadores desaparecieron en el Triángulo de Bennington durante una jornada de
caza, aunque no se ha podido investigar si esto es verdadero o simplemente una
habladuría.
Sin embargo si se sabe que el día 1 de diciembre de ese año
un hombre llamado James E. Tetford protagonizó lo que parece ser la
desaparición más enigmática ocurrida en el Triángulo de Bennington. El señor
Tetdford desapareció mientras se encontraba en el interior de un autobús en
movimiento. Los demás pasajeros testificaron que lo vieron en el autobús, pero
para cuando éste llegó a su última parada en Bennington James Tetford había
desaparecido.
El doce de octubre del año siguiente Paul Jepson, un niño de
ocho años, desapareció de la vista de su madre mientras ésta se encontraba
realizando algunas tareas domésticas. La posterior búsqueda de los cuerpos de
seguridad fue muy exhaustiva, empleándose incluso perros para intentar seguir
el rastro del niño. Los perros avanzaron a través del bosque hasta una
autopista cercana donde perdieron el rastro. Esto hizo pensar a la policía que
la desaparición de Paul Jepson fue un secuestro y que el pequeño fue introducido
en algún vehículo que circulaba por aquella autopista.
La última extraña desaparición de la que se tiene constancia
en el Triángulo de Bennington es la de una mujer llamada Frieda Langer. El 28
de Octubre de 1950 Frieda fue de excursión con su primo. En un momento de la
caminata, Frieda tropezó y cayó en un lugar que estaba anegado de agúa. Frieda
decidió volver al campamento para cambiarse de ropa y su primo se quedó en
aquel lugar esperando que regresara.
Frieda nunca llegó de vuelta al campamento. Se inició entonces un masivo
operativo de búsqueda por tierra y aire. Policía, bomberos, militares y
voluntarios participaron durante días rastreando toda la zona sin conseguir
tampoco resultados aparentes. Pero siete
meses más tarde el cuerpo de Frieda fue encontrado en un descampado que,
curiosamente, ya había sido rastreado en los meses anteriores por la policía.
Debido a las condiciones en que se encontraba el cuerpo y al tiempo
transcurrido los forenses no pudieron determinar la causa de la muerte.
Existen varias teorías sobre la naturaleza de las
desapariciones del Triángulo de Bennington pero todas ellas siguen siendo
bastante endebles y no logran explicar por sí mismas todas las desapariciones.
La primera teoría menciona la posibilidad que durante aquel
periodo hubiera un asesino en serie por aquella zona. Si bien esto es
totalmente posible, la diferencia de sexo y edad entre las víctimas y la
ausencia total de pistas o evidencias en todos los casos, parecen echar por
tierra esta tesis. No es muy habitual encontrar un asesino que actua tan
indiscriminadamente al escoger a sus víctimas.
Otra teoría sostiene que las desapariciones se debían a
desgraciados accidentes de montaña. Las fechas en que ocurrieron todas las
desapariciones entre las estaciones de otoño e invierno son las propicias para
que el suelo del bosque aparezca cubierto de una gruesa capa de hojarasca que
oculte pozos o agujeros donde habrían caído inadvertidamente las víctimas.
Sin embargo esto no explica los casos de Frieda Langer y
James Tetdford. Además, en las búsquedas que se organizaron tampoco se
encontraron pozos o simas que pudieran explicar esta teoría.
Lo cierto es que pasado ese periodo las desapariciones
dejaron de tener lugar y actualmente no se conoce ningún otro caso que haya
tenido lugar en esa zona. Probablemente no existe un único motivo para explicar
las extrañas desapariciones del Triángulo de Bennington y sea más sensato
pensar que obedezcan a varias razones: accidentes, extravíos o secuestros…,
pero de lo que no cabe duda, es que el misterio que las rodea sigue estando
vigente y que la población local sigue considerando la zona que rodea el monte
Glastonbury como maldita.
.
Hasta aquí llega el artículo, el cual merece algunas
objeciones, ya que, como señalé al principio, no ha habido en el lugar simples
desapariciones sino lisa y llanamente homicidios. Además, los hechos no han
sido tantos como se dice, y muchos de los hechos que se mencionan son
directamente falsos, como la desaparición enigmática del pasajero del autobús.
.
La razón de que los hechos se tergiversen o se aumente el
número de víctimas o se le dé al relato un tono de misterio mayor que el que
pueda tener es porque al pasar de boca en boca termina siendo algo muy distinto
del original, especialmente porque el relator siempre busca, no siempre
conscientemente, impresionar a su auditorio con lo que dice. Y ya sabemos
cuando dicho relato lo escriben los periodistas… Nadie lee una noticia anodina.
.
No es lo mismo decir que un pasajero del autobús descendió
en la parada tal y nunca se lo volvió a ver, que expresar que “desapareció de
pronto misteriosamente a la vista de todos”. Y más si el hecho nunca ocurrió.
Por dar un ejemplo, claro está.
Según los datos que me brindara el Grupo Ruanel, precisamente
su director, Daniel, más allá de los turistas perdidos o accidentados que nunca
se vuelven a encontrar -hechos que siempre se producen en las zonas muy
boscosas, de montañas escarpadas o de profundos precipicios-, el hecho es que
hubo algunos homicidios en el lugar perpetrados por un asesino desconocido que
no pudo ser descubierto (esta teoría fue desechada por las autoridades y por
eso no se lo buscó).
.
Para complicar la solución de las desapariciones, el asesino
tenía su madriguera o aguantadero, como se quiera nombrar a su guarida, donde
llevaba los cuerpos que asesinaba.
.
Los asesinatos fueron cometidos entre 1945 y 1950 y después
cesaron definitivamente por la simple razón de que el homicida falleció.
Quizás algún día se encuentre su madriguera y ante la mirada
atónita de los investigadores aparecerán los cuerpos, o mejor dicho los restos,
de sus víctimas.
Y ésta es toda la historia de “El Misterio del Triángulo de
Bennington”.
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