¿EMPERADOR
SANGUINARIO O CRISTIANO?
Siempre que se nos
viene a la mente la figura de Jesús la asociamos a un cruel martirio
en la cruz después de ser azotado vilmente, y cuando pensamos en
Nerón lo asociamos a un ser sanguinario, el más loco de todos los
emperadores romanos, que incendió Roma solo para reconstruirla y
mientras esto sucedía tocaba la lira y cantaba, que mandó asesinar
a su madre y que a su concubina Sabina Popea, que estaba embarazada,
la mató junto a su hijo de un puntapié en el vientre.
Los más eruditos
sobre la historia de este emperador quizás también lo asocien con
la castración de un esclavo que se parecía mucho a Popea para
tenerlo de amante.
Bueno, ¿qué
sucedería si digo que todas estas cosas son patrañas porque nada de
esto sucedió?
Jesús era Esenio,
habiendo nacido de padres que también lo eran y no era judío como
nos han hecho creer y por lo tanto no estaba sujeto a las leyes
judías, significando esto que no podía ser juzgado de acuerdo a
ellas.
Los Esenios eran muy
respetados por Roma, ya que en esa época tenían muchos propósitos
éticos en común y por lo tanto Jesús también era muy querido por
los romanos, especialmente por Poncio Pilatos, que no solo muchas
veces lo invitaba a comer, sino que también era su discípulo, algo
no mencionado en la historia falsificada conocida por todos.
Lo cierto es que
cuando los judíos se presentaron ante Pilatos para que lo apresara,
Jesús ya no estaba en Judea pues había partido para Occidente (la
Galia) y así se los hizo saber.
El acto de lavarse
las manos se debió precisamente a este hecho y no como dice la
historia tergiversada que dejó a Jesús en poder de ellos para que
lo juzgaran. Cabe aclarar que generalmente cuando uno habla de
“lavarse las manos” siempre se asocia a un acto de negligencia,
“te lavaste las manos como Poncio Pilatos”; pero en realidad
cuando gente como los mandatarios en Roma se lavaban las manos
significaba que habían cumplido su tarea y no que “se escapaban
por la tangente”.
Concretamente, todo
el asunto de los azotes, el camino al Calvario con la cruz a cuesta y
su posterior crucifixión, sin dejar de poner en el tapete el cuento
chino –¿de que otra forma se lo puede catalogar– del Sudario
(conocido como “el Sudario de Turín”), son todas patrañas.
Todas estas
versiones, tanto la de Nerón incendiando Roma y tocando la lira como
la de Jesús siendo azotado y luego crucificado han sido fijadas aún
más con las diversas películas que se han hecho desde que se
inventó el cine hasta la fecha.
Muchos historiadores
sinceros se han preguntado si verdaderamente Jesús existió porque
no existen registros históricos de él, considerando que una figura
que hizo lo que se le atribuye no debió pasar desapercibida.
La respuesta, simple
y sencilla, es que sí, Jesús produjo un gran impacto y la prueba es
fue fue perseguido para matarlo cuando fue a la Galia, pero quienes
estaban interesados en que su figura y sus enseñanzas no perduraran
borraron todos los rastros históricos que lo mencionaban.
En este sentido hay
que tener en cuenta la época en que esos registros fueron hechos,
que eran muy fáciles de eliminar.
Cualquiera sabe, por
comparación, que no es lo mismo en la actualidad, donde una página
que se sube por ejemplo a Internet, si alguien quiere eliminarla le
resulta imposible, particularmente porque si los datos que tiene son
interesantes de inmediato otras persona las reiteran casi hasta el
infinito.
Si fuera posible
eliminar las páginas que uno no quiere que figuren en la Red ya lo
hubiera hecho yo con las que armé en el Grupo Elron. Eliminé todas
las que pude, pero muchas, con errores lamentables, aún siguen allí.
A estas alturas
muchos se estarán preguntando cómo afirmo tales cosas tanto de
Jesús como de Nerón, y la respuesta es que no todos los documentos
históricos han sido eliminados, porque muchos han sido conservados
por sociedades secretas, esperando el momento oportuno para darlos a
conocer.
Uno de estos
documentos ocultos es el libro denominado “La Biblia III-Testamento
para todos los tiempos”, editado por Ramiro de Granada, donde en
uno de los capítulos se incluye “El Evangelio de Nerón”, que
nos muestra a un emperador cristiano, seguidor de “Jesús el Esenio" y a un Maestro que
nada tiene que ver con el que la historia oficial y Hollywood nos ha
pintado.
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