UN FRAUDE DESCOMUNAL
por Horacio Velmont
Según Wikipedia, el
Sudario de Turín —también conocido como la Síndone, la Sábana
Santa o el Santo Sudario— es una tela de lino que muestra la imagen
de un hombre que presenta marcas y traumas físicos propios de una
crucifixión. Se encuentra ubicado en la capilla real de la Catedral
de San Juan Bautista, en Turín (Italia).
El sudario mide 436
cm × 113 cm. Los orígenes del sudario y su figura son objeto de
debate entre científicos, teólogos, historiadores e investigadores.
Algunos sostienen
que el sudario es la tela que se colocó sobre el cuerpo de
Jesucristo en el momento de su entierro, y que el rostro que aparece
es el suyo. Otros afirman que este objeto fue creado en la Edad
Media.
La Iglesia católica
no ha manifestado oficialmente su aceptación o rechazo hacia el
sudario, pero en 1958 el papa Pío XII autorizó la imagen en
relación con la devoción católica hacia la Santa Faz de Jesús.
En 1988 la Santa
Sede autorizó la datación por carbono-14 de la sábana, que se
realizó en tres laboratorios diferentes, y los tres laboratorios
dataron la tela entre los siglos XIII y XIV (1260-1390).
La Iglesia Católica
aceptó la datación realizada, sin retirar el culto al objeto por
representar algo, de la misma manera que se reza ante una cruz de
madera por lo que representa.
La imagen de la
sábana se puede apreciar más claramente en negativo, debidamente
contrastado, que en el color sepia original.
La imagen en
negativo fue contemplada por primera vez en la noche del 28 de mayo
de 1898, en el reverso de la placa fotográfica del fotógrafo
amateur Secondo Pia, que estaba autorizado para fotografiarla
mientras se exhibía en la Catedral de Turín.
SOLUCIÓN DEL
MISTERIO
La clave de todo el
fraude la brindó el Papa Leon X (1513-1521) cuando dijo: “Bien
conocemos qué superstición más útil ha sido para nosotros la
fábula de Cristo”. A confesión de parte, relevo de prueba…
La Iglsia Católica,
con tal de manipular a sus fieles a su antojo siempre ha hecho
cualquier cosa, sin importar lo burda que fuese, empezando por
permitir que se piense que la tela conocida como el Sudario de Turín
es la que envolvió a Jesús cuando fue descendido de la cruz.
El fraude en este
caso es doble, porque, por una parte, si bien el Sudario es
verdadero, en realidad no pertenece a Jesús, y por la otra, el
Maestro no fue crucificado. Y no solamente no fue crucificado, sino
que ni siquiera juzgado y menos aún condenado.
En efecto, cuando
los judíos le exigieron a Poncio Pilatos su arresto, él se lavó
las manos aclarándoles que Jesús ya no se encontraba en Judea, pues
se había marchado al Occidente (La Galia). Y ahí acabó todo. Más
tarde Jesús se dirigió a Cachemira, donde se produjo su Ascensión
a los 73 años.
¿Por qué digo que
el Sudario es verdadero? Porque realmente pertenece a alguien que,
además de Ascender y dejar impregnado en la tela el proceso, sufrió
heridas similares a las que pudo padecer Jesús si hubiera sido
flagelado y luego crucificado.
En rigor, el Sudario
de Turín no es de un esenio sino el de un samana indoario, que a
pesar de practicar de practicar la autoflagelación, que es una
aberración religiosa, el resto de las prácticas y modo de vida del
sujeto le llevó a la Ascensión alrededor del año 1220 d. de C.
El verdadero sudario
de Iesus el Esenio (Jesús) puede haber sido quemado o tal vez nunca
fue encontrado.
La Ascensión, en
términos sencillos, es el salto evolutivo hacia el siguiente reino,
el Crístico, lo cual se logra a través de la purificación de la
conciencia individual. Transcribo este párrafo que encontré en la
Red que puede ilustrar mejor la idea: “Cuando el Ego o Yo Inferior
se eleva hasta unificarse con el Yo Divino en el cual se origina, se
produce la Ascensión al Reino Crístico o Superhumano en el cual
desaparecen las limitaciones físicas”.
En el procedimiento
de la Ascensión se produce como una especie de flash que deja
impregnada la figura del iniciado. En el caso del Sudario de Turín
dicha figura quedó más impregnada a causa de un incendio que quemó
parte de la tela.
La denominada
“Combustión humana espontánea” está relacionada con la
Ascensión, no teniendo nada que ver con los espíritus o los
demonios, como algunos investigadores han especulado.
Desde ya que el
hecho de que la combustión no haya sido total (a veces quedan partes
del cuerpo y también algunos objetos de la persona, como los
zapatos, por ejemplo) solo significa que por algún motivo la
Ascensión no ha sido completa.
ACLARACIÓN
ADICIONAL DE HORACIO VELMONT
Hay un interesante
video de una entrevista que le hicieron al investigador Gabriel Silva
en la cual habla, entre otros temas, del Sudario de Turín, que
confirma lo que hemos dicho aquí. Ver:
NOTA ACLARATORIA DE
DENYSE GÓMEZ
El Sudario de Turín,
que supuestamente envolvió el cuerpo de Jesús, realmente no tiene
ninguna relación con el Maestro, pues perteneció a un seguidor más
reciente que a pesar de tener influencias cristianas distorsionadas
alcanzó la Ascensión, y la figura formada corresponde al “reflejo
fotográfico” de su cuerpo que se impregnó en la tela por la
irradiación que emitió al momento de dicha transfiguración.
Es importante
aclarar que existen miles de sudarios verdaderos procedentes de
diferentes ascendidos, por lo que hay que descartar la mentira del
catolicismo de que se trata de falsificaciones.
Otra de las
cuestiones importantes es la eliminación de la idea, ya que es un
preconcepto, que asocia al sudario con la muerte y resurrección de
Cristo y no a su Ascensión.
En este sentido, me
refiero a la supuesta cricifixión de Jesús, hay tener en cuenta que
el Maestro tenía relaciones amistosas con Roma, y cuando se presentó
ante Pilatos fue por invitación suya, lo cual hacía prácticamente
imposible una intervención negativa por parte de los romanos en su
contra.
Con toda certeza fue
aquí donde ocurrió la verdadera cena de la que tanto se habla y en
la que posiblemente ocurrieron hechos rituales que lo prepararon para
su misión en occidente (como la unción con aceite sagrado por parte
de María Magdalena, su esposa).
El Maestro se fue
antes de que fuera incluso acusado y perseguido por los judíos y de
allí el episodio mal narrado de que Pilatos se lavó las manos ante
ellos.
El Maestro Jesús,
conocido en Roma como “Iesus el Esenio”, había nacido de padres
que pertenecían a esta congregación que no era judía como se ha
pretendido afirmar de falsas fuentes que buscaron ligar su figura
como descendiente judío.
El hecho de que no
era por lo tanto judío aclara mucho de los eventos que sucedieron,
como el no poder ser juzgado por los judíos que lo atacaron en su
misión, el haber podido actuar de manera aparentemente opuesta a la
tradición judía, especialmente en lo relacionado a la forma en que
vivía con su esposa, y su relación con Roma.
Los esenios tenían
el favor del Imperio Romano porque eran una tribu con principios
superiores, de alta integridad espiritual, y compartían mucha de la
ética y el orden que en sus orígenes Roma pretendía dar a las
provincias para evitar enfrentamientos y generar protección a sus
ciudadanos.
Muchos de los
esenios se consideraban maestros espirituales y el Maestro Jesús fue
valorado por su enseñanza, llegando incluso a ser ciudadano romano.
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